Arcelia Ayup Silveti

Descubrimos hace días mi amiga Adriana y yo, un colibrí en un arbol de mimbre en la Cuidad Universitaria de la UAdeC, Unidad Torreón. Lo observamos concentrado en las flores multicolores quevolaba con rapidez de una a otra. 

Los segundos que nos regaló su presencia se hicieron largos y especiales. Con el mismo asombro, el pasado domingo vimos otro, en un árbol de anacahuita de la colonia Torreón Jardín. Ambos eran hermosos y despertaron mi curiosidad desaber más de ellos. También viven en el semidesierto. Han sido pocas ocasiones en que los he visto en La Laguna, creo que en Viesca, Coahuila ha sido más frecuentes las ocasiones en que he coincidido con algunos de estas aves más pequeñas del mundo.  Sabía que su cuerpo es tan sólido como una roca, ya que aletea hasta ochenta veces por segundo. Pero, esa extraña sensación de hurgar un poco más no me dejó en paz, hasta que mis deditos buscaron en mi computadora. 

Son necios, como su dueña. 

Lo que investigué me sorprendió muchísimo. Ocupa el número dos en las familias de aves del mundo, ya que existen más de 343 especies identificadas. 

Pueden hacer hasta 500 respiraciones en tan sólo un minuto y su corazón llega a latirhasta1,200 veces en el mismo tiempo. Vuela en cualquier dirección y el que ejecuta para el cortejo es digno de admirar.  Llamadocortejo buceo, los colibríes machos alcanzan una altura en su vuelo de más de 18 metros en el aire, y se deslizan con rapidez hacia abajo, dan vueltas en U, hasta que logran su cometido. Los documentos que leícoincidían en que su hábitat está siendo seriamente dañadodebido a la tala desmedida y clandestina de árboles, el exceso de plagicidas y la falta de alimentos. 

Recomiendanponer comederos en los jardines, patios y árboles de las casas. 

Con ello se contribuye un poco a la sobrevivencia de esta maravillosa especie alada. 

Traigo la tentación de poner uno en la bugambilia de mi casa. Lo haré pronto, será un círculo virtuoso, su mágica presencia a cambio de un poco de néctar. 

Te invito a hacer lo mismo y prometo contarte la leyenda maya del colibrí el próximo domingo. 

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