Héctor Reyes

Las imágenes de miles de haitianos bajo el puente internacional entre Ciudad Acuña y Del Río, Texas, son el reflejo de la crisis migratoria registrada entre México y los Estados Unidos, donde, en este caso Coahuila y especialmente Ciudad Acuña, pagan el precio de no detener la oleada de personas que ingresan al país por diversos partes y buscan el famoso sueño americano.

  

Acuña, es hoy el foco de atención por está ola migrante. Sin embargo, no es la única frontera del norte agobiada por los éxodos. Matamoros, Reynosa, Nuevo Laredo, Piedras Negras, Ciudad Juárez, Nogales y Tijuana son hoy ciudades altamente presionadas por la escalada migratoria.

Eso sí, los haitianos no son los únicos habitantes del continente que buscan llegar a Estados Unidos a través de México: cubanos, panameños, salvadoreños, guatemaltecos y hondureños llegan también cada día a México. Eso, sin contar a los africanos y asiáticos que llegan en la búsqueda del famoso sueño.

Los nuevos patrones de migración llegaron para quedarse, pero ¿Quién va a detener esta situación?

Andrés Manuel López Obrador y Joe Biden están descubriendo de la peor manera el tema migratorio.

Lo primero que hizo Biden al entrar a la Casa Blanca fue anunciar el fin de las infames políticas de Donald Trump en contra del ingreso de ilegales a Estados Unidos. En realidad no desaparecieron del todo por las resistencias incrustadas en el Congreso y en la Administración local y federal. Ahora Biden no sabe que hacer frente a las oleadas que se agolpan a sus puertas. Y peor aún, no puede impedir ser vapuleado por los fáciles ataques de sus rivales que han abierto un boquete en sus niveles de aprobación. 

Muchos analistas asumen que el tema migratorio puede ser el escándalo que pavimente el camino de regreso de Trump a la Casa Blanca.

En otro sentido, algo similar sucede con AMLO. 

Ha dicho que el problema tenía que ser abordado a partir de sus verdaderas causas, la pobreza y la injusticia social. Por consiguiente, había que atenderlas allá donde el problema se origina. Esta misma semana hizo público el enésimo llamado a Estados Unidos, en este caso, una carta personal al presidente Biden, reiterando la invitación a que los dos países derramen recursos en Centroamérica destinados a generar los empleos y la prosperidad que permita a las personas quedarse en su país.

Pero las circunstancias son otras, los arreglos con los Estados Unidos, son otros. que han hecho que AMLO, se vea obligado a actuar en sentido contrario: hacer lo necesario para dar la impresión de que el Gobierno está dispuesto a impedir, por las buenas o por las malas, -recuerden aquellas imágenes de las detenciones en Chiapas- que tantas personas desesperadas lleguen a Estados Unidos. 

Un papel incómodo para quien ha venido exigiendo solidaridad y compasión frente a los más necesitados del continente.

El Gobierno federal no tiene ni la vocación ni los medios para detener a las caravanas de haitianos y centroamericanos que se escapan de las fuerzas de seguridad. El resultado es que la imagen resulta dañada por los dos lados. Ni puede ni quiere reprimir, pero los casos aislados de abusos, por más que sean castigados, terminan en las noticias como un gobierno represor.

Todos los intentos de disuadir o incluso de retener en suelo mexicano a estas caravanas han resultado fallidos. Hace como que intenta detener, pero no consigue convencer a nadie.

La ola empieza a generar alertas ante las dificilísimas dificultades para pasar a Estados Unidos, ahora Monterrey, Saltillo, Monclova y otras ciudades, se han convertido en un destino para los migrantes. Al tiempo que gobiernos como el de Coahuila, han implementado estrategias para hacer frente a esta situación, que si bien no le compete, si atiende.

El gobierno del presidente López Obrador no tiene políticas internas ni externas que permita vislumbrar nuevos horizontes ni siquiera en el largo plazo, ¿Qué han hecho? deportaciones masivas, pero en la frontera sur, siguen arribando personas, una bola de nieve que sigue creciendo. ¿Quién los detiene?

Punto y aparte

Como un reconocimiento a su exitosa y larga carrera profesional de más de 46 años ininterrumpidos en el sector público y privado, la Asociación Mexicana de Cirugía General hizo entrega de su máxima distinción al doctor Roberto Bernal Gómez, con la presea “Felipe Zaldivar Bernal”.

Fue su presidente, el doctor Saúl Ocampo González, y Luis Manuel García Núñez, secretario de la Asociación Mexicana de Cirugía General, entregaron al actual secretario de Salud de Coahuila la prestigiosa presea por su valiosa contribución al desarrollo y enseñanza de la salud en el país. Un honor estar presente con el Dr. Bernal ese día. Felicidades.

Buen fin de semana, la frase: “Sencillo. Si no sumas, no restes”. Ánimo.

 

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