Francisco Tobías
En esta ocasión te platico de un hecho que aconteció el 4 de junio de 1732 cuando José de Arratia salió hacer un mandado de su patrón Juan Ligero, aquí en esta hermosa ciudad de Saltillo siendo aún villa.
Cuando don Juan se percató que José, el mandadero, se estaba tardando, decidió ir a buscarlo, pero ya casi al salir de su casa tocaron a la puerta y se sorprendió al ver a José, quien no llegó con sus propios pies sino ayudado de dos jóvenes: uno, hijo de Nicolás Dávila, y otro familiar del capitán Juan Aguirre, a quienes les preguntó lo sucedido. Los jóvenes contestaron que tres personas lo habían golpeado.
Don Juan lo cargó y lo llevó al médico de la villa, quien lo revisó de manera minuciosa y declaró oficialmente que José había sido víctima de una paliza. Literalmente golpeado a palos quedó José, el mandadero.
Después de la revisión médica, fueron ante la autoridad para levantar una denuncia. José declaró que siendo aproximadamente las 8:00 de la noche salió por la cena de su patrón y de repente tres sujetos, sin piedad alguna, lo molieron a golpes. No pudo distinguir quiénes eran debido a la obscuridad y solo se había percatado que uno de ellos tenía un paliacate amarrado en una pierna.
Las averiguaciones arrojaron que José tenía rencillas con un mulato llamado Luis Miguel (sí, así como se llama el cantante), y que en una ocasión lo había amenazado con una navaja. Otro testigo aseguró que había visto a José amenazando al esclavo de Juan Aguirre con un cuchillo. José al parecer era conflictivo y no una perita en dulce.
Después de realizar las diligencias de la investigación las autoridades decidieron dictar su fallo, en el cual de manera enérgica regañaron a los implicados y también a sus patrones, a quienes les impuso una multa por descuidar los deberes en la educación de sus muchachos. Así era la justicia de aquel Saltillo antiguo, que el día de hoy se nos hace hasta extraña.
Así es, amigas y amigos, en aquel viejo Saltillo le dieron una paliza a un joven que iba por un mandado de su patrón. En realidad iba por la cena. Esta, esta es una de esas anécdotas que es bueno recordar y quisiéramos que no volviera a pasar.