Salvador Hernández Vélez

Van los últimos comentarios al libro “Las Preguntas de los Grandes Filósofos” de Leszek Kolakowski. En este texto hace una travesía que abarca a 30 grandes filósofos en relación a los cuestionamientos que nos dejaron. En los anteriores artículos dejé las preguntas correspondientes de 24 de ellos. En esta ocasión dejaremos las preguntas de los últimos seis: Friedrich Wilhelm Nietzsche, Henri Bergson, Edmund Husserl, Martin Heidegger, Karl Jaspers y Plotino.

Empecemos con Friedrich Nietzsche, el propagador del nihilismo. En su pensamiento no hay lugar para Dios ni para la fe en que el mundo tiene algún sentido, ni para el respeto por la distinción cristiana. ¿Y cómo es el mundo? Lo único que existe es un caos irracional sin rumbo. La frase más famosa de Nietzche en voz de Zaratustra: “Dios ha muerto”, se refiere a que el mundo cohesionado por la tradición cristiana había dejado de existir, ya que el cinismo, la falta de fe, la atrofia de la compasión y el rechazo del amor al prójimo pasaron a ser dominantes. He aquí algunas de las preguntas: ¿podemos darle algún sentido a la vida y vivir con la sensación de que vivir vale la pena? Según Nietzsche, el cristianismo es la religión de la debilidad humana y del miedo, es la enemiga de la vida y del vigor. ¿Puede considerarse la impugnación de esta tesis el hecho de que el cristianismo haya sido el gran vencedor de la historia y haya consolidado su dominio en vastos territorios del mundo?

Continuamos con Henri Bergson. Su punto de arranque teórico es la percepción del tiempo y del movimiento. El tiempo es la realidad que cada uno de nosotros experimenta de la manera más directa, aunque no reflexionemos sobre esa vivencia. Después de todo, la única realidad es el presente, que es una realidad psíquica. La materia y la creación se niegan mutuamente. Dios no pudo poner en marcha el proceso vital sin hacer uso de la materia. Si Dios tiene el poder de crear seres racionales e incorpóreos, como aquellos en los que nosotros nos convertiremos después de morir, ¿por qué no nos hizo así desde un principio en vez de exponernos a los sufrimientos físicos?

Edmund Husserl, su propósito era cartesiano: determinar qué sabemos a ciencia cierta y qué sabemos sólo al parecer y, por consiguiente, distinguir lo verdaderamente real, repleto de existencia a la par que necesario, de los productos de nuestra imaginación y las cosas que creemos de buena fe. ¿Es lícito afirmar que el mundo está construido así y no de otra manera? ¿Podemos defender la tesis de que las cosas son como las describimos y que, por ejemplo, la luna que veo es la misma que la que he visto hace un minuto? Según Husserl, la ciencia se encoge de hombros ante preguntas de este tipo que no le ayudan en absoluto en su tarea.

Martin Heidegger fue un eminente conocedor de la filosofía. Sostiene que toda la historia de la metafísica europea es la pérdida gradual de la intuición, que somos una civilización que necesita cada vez menos el contacto con el ser. ¿Qué significa ser? El ser no es Dios. Si Dios existe, es un ser particular y no el ser. Y sólo disponiendo de la experiencia de la nada podemos plantearnos la pregunta fundamental que Heidegger heredó de Leibniz: “¿por qué hay algo en lugar de nada?” ¿Por qué pues la virtud superior debe ser la autenticidad y no pongamos por caso la ayuda al prójimo?

Karl Jaspers, según este filósofo el mundo que conocemos gracias a la experiencia y a las investigaciones científicas no es autosuficiente y no se explica por sí solo. ¿Acaso, pues, se le impone a nuestra mente la necesidad de admitir que existe un Dios que ha obligado al mundo a existir? ¿Es creíble la tesis de que la gente se vuelve mejor y enriquece su condición humana al convencerse de que la vida acaba inevitablemente en una derrota y de que no hay consuelo ni salvación posibles?

Kolakowski nos dice que finalmente optó por terminar esta serie con el gran creador del neoplatonismo: Plotino. ¿Cómo y basándonos en qué fundamento podemos saber que todo lo que nos rodea, cualquier realidad física espiritual, tiene origen en un solo ser del que todo depende y que a su vez no depende de nada? Otra pregunta es la siguiente: suponiendo que realmente haya buenos motivos para afirmar que todo lo que existe tiene una sola fuente, ¿es esto suficiente para sostener además que el Uno es el Bien?

@SalvadorHV

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