Salvador Hernández Vélez

Del miércoles 6 de julio de 1988 –crisis político electoral y de legitimidad, y primer aviso de la necesidad de cambio en la época neoliberal para el Revolucionario Institucional–, día en que fueron las elecciones en las que se declaró ganador a Carlos Salinas de Gortari,al 1 de julio de 2018, en las que ganó Andrés Manuel López Obrador (AMLO), han transcurrido 30 años en la vida de la nación mexicana. A la par, en el mundo se instalaba el modelo global y neoliberal. En 1989 fue la caída del Muro de Berlín y las políticas neoliberales han campeado en este planeta. La situación económica mundial no ha mejorado, hay un desencanto en todos los ámbitos incluidos, además del gubernamental, el político, el partidista, el electoral, el moral, el cívico, el económico, también el religioso y el familiar.

En México, las políticas económicas implementadas en el gobierno de Salinas se cayeron al final de su sexenio e inicio del siguiente. El 1 de enero de 1994 se produjo el levantamiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (crisis social) y el inicio del Tratado de Libre Comercio (TLC), el 23 de marzo de ese año el asesinato de Luis Donaldo Colosio (crisis política y de gobernabilidad), aunque el Instituto Federal Electoral (IFE) fue creado en 1990, el 21 de agosto de 1994 organiza su primera elección a la Presidencia de México (última elección en que el PRI gana la Presidencia y las cámaras legislativas federales), luego sucede el asesinato de José Francisco Ruiz Massieu el 28 de septiembre de 1994 (crisis de gobernabilidad y de transición sexenal); y al inicio del sexenio de Zedillo, el 20 de diciembre de 1994, estalló una de las crisis económicas más graves de México: “el error de diciembre”.

Producto de las crisis y los cambios en el País y en el mundo, en 1997 (nueve años después de la caída del sistema electoral que había sucedido en 1988) empieza a manifestarse la pluralidad política en el País, y es el fin del sistema de partido hegemónico de estado (este es el segundo aviso de cambio para el PRI). Por primera vez el tricolor no alcanza la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados Federal. Posteriormente viene otro anuncio: la alternancia en la Presidencia de la República.

Consecutivamente el PAN gana el Poder Ejecutivo (en el 2000 y en el 2006), los ciudadanos manifestaron de nueva cuenta su deseo de cambio. Y en la alternancia se gesta el triunfo de AMLO en este 2018, después de 18 años. En el 2012 el PRI regresa a Los Pinos, en una segunda oportunidad desaprovechada o tal vez no se podía cumplir con el cambio que deseaban los mexicanos. La popularidad de Peña, luego de las reformas estructurales pendientes, subió, pero el 26 de septiembre de 2014 empezó la debacle, con la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Iguala, en Ayotzinapa, en un municipio y un estado gobernados por el PRD, claramente apoyados por Andrés Manuel. El presidente Peña no pudo deslindarse y a la fecha carga frente a la sociedad con la culpa.

Morena fue creado en 2011 como una asociación civil dedicada a impulsar la candidatura de AMLO a las elecciones de 2012. El 9 de julio de 2014 Morena obtuvo su registro ante el INE como partido nacional. Y en las elecciones intermedias federales de 2015, obtuvo en su primera participación electoral como partido, 3 millones 069 mil votos, 8.37 por ciento del total. Así se constituyó en un partido competitivo.

Hoy Morena no sólo gana la Presidencia de la República, sino que se coloca como el partido dominante, con una mayoría absoluta en las cámaras legislativas federales y como primera fuerza política en todos los estados. La transferencia de votos entre partidos exhibe el nivel de volatilidad electoral. En 30 años de la vida del País, pasamos de un partido hegemónico de estado a uno dominante. De cámaras plurales a dominadas políticamente. Sin embargo, ¿si la alternancia no fue la solución del País, lo será esta nueva recomposición?

¿Se reconstruirá el sistema de partidos? ¿AMLO cumplirá? No olvidar que en el camino quedan pendientes, entre otros asuntos, resolver la corrupción, la impunidad, la pobreza, el narcotráfico, la desigualdad, las incompetencias del Estado, la desatención de la juventud, la desconexión entre el mundo educativo y el productivo, y la reforma del poder.

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