Salvador Hernández Vélez

Gregorio H. Martínez Hernández, “Goyito”, nació en 1899, en la hacienda Simón Bolívar, a 10 kilómetros de San Pedro de las Colonias, Coahuila. Sus padres fueron: Nicanor Martínez (zacatecano) e Ignacia Hernández (viesquense). Al ser originaria del pueblo, su mamá buscó regresar a su terruño. De este modo, la familia llegó a vivir a Viesca en el año 1906. Desde ese momento, hasta su muerte en 1992, a los 93 años, Goyito vivió en Viesca. Cursó la primaria en la escuela Andrés S. Viesca, de 1907 a 1913, en plena época de la Revolución Mexicana. En esos tiempos, a los que finalizaban su educación elemental les entregaban un certificado de “tenedor de libros”, lo que hoy es un contador privado.

Con la primaria terminada y sus conocimientos de contabilidad pudo ganarse la vida como administrador de algunos negocios que había en el poblado. Trabajó para el coronel Carlos Fariño, que dependía del general Porfirio Díaz, en una harinera que estaba a un lado del canal de Bilbao, en el barrio la tapatía de Viesca, el lugar colindaba con los terrenos de SULVISA (la fábrica de sal). También administró la hacienda el Sol, de 1917 a 1924, contigua con Paila, Coahuila. Al cumplir los 16 años, se ganó el pan laborando de 1915 y 1916 con su tío el teniente Jesús Favela, en Lerdo, Durango, como administrador de un hospital villista. Ahí fue sargento primero, atendían heridos de los combates de la Revolución Mexicana.

Al volver a Viesca, trabajó en la harinera propiedad de don Gilberto Rodríguez, entre 1925 y 1926. Al año siguiente, se inició como comerciante en la tienda “La Frontera”, que estuvo ubicada en la calle Hidalgo y avenida 5 de Mayo (hoy se encuentra el establecimiento comercial de la familia Montiel). La tienda de abarrotes la atendieron Goyito y su familia de 1927 hasta 1988. En este establecimiento, una gran parte de la población y de otras comunidades cercanas se surtía de víveres. Del negocio, don Goyito mantenía a la familia y le permitió apoyar a sus hijos e hijas para que estudiaran. Heredaron la inteligencia y tenacidad de su papá, para salir delante.

Cuando los manantiales abastecían de agua para los cultivos, en particular el de Juan Guerra llegó a sembrar hasta 200 hectáreas de algodón. También participó en la campaña para gobernador de Coahuila del Gral. Pedro V. Rodríguez Triana. Goyito transportaba al general utilizando sus propios recursos y apoyaba a la gente que le ayudaba en la contienda electoral con semillas para sembrar. Llegó a ser presidente municipal interino del municipio, por un año, en la administración del Gobernador Constitucional del Estado de Coahuila, el Gral. Benecio López Padilla.

En una etapa de su vida administró el agua de riego y el agua potable de Viesca. La gente recuerda que desarrolló una excelente gestión, en aquel entonces se iba caminando desde su casa (por el centro) hasta el ojo de agua Juan Guerra para darles mantenimiento a las bombas. Esta responsabilidad la ejerció en los periodos de los presidentes municipales Gabino Chacón, Mercedes Ramírez, Alfonso Hernández y Simón Ramírez. Los habitantes de Viesca reconocen que en esas fechas nunca faltó agua en el pueblo. En la segunda inundación del río Aguanaval, en 1973, ayudó en las labores de reforzamiento del bordo para que el agua bronca no llegara a la cabecera municipal. Fue el año en que se afectó el poblado Villa de Bilbao, donde están las dunas.

En lo personal, era gracioso, siempre platicaba que a los 9 años lo atacó una enfermedad muy grave (decía que tofoidea) y que uno de los medicamentos lo dejó calvo, por eso de por vida usó sombrero. Se casó con la señorita Mercedes Valdés Esparza (de Zacatecas) en 1930 y procrearon 11 hijos: Nicanor (f) (fue jefe de estación de ferrocarriles en diferentes lugares), Mercedes (f), Socorro (f), Gregorio (f) (doctorado en ciencias agrícolas en una universidad norteamericana; el jardín del semidesierto de la UAdeC en Viesca lleva su nombre), Mónica (f), Ricardo (f), Guadalupe (f) (murió a los 5 años de tifoidea), Teresa (f), y sobreviven Rosario “Chayito” (80 años), Diana (78 años) y Jorge Omar (75 años). Don Goyito fue un hombre excepcional. Era un hombre que resolvía, una persona muy emprendedora que gozaba de una gran inteligencia, a la par que administraba negocios y apoyaba a la comunidad viesquense.

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