Gerardo Moscoso Caamaño

Nos vamos acercando a una situación insostenible, a un desbarajuste altamente confeccionado, capaz de suministrar a millones de personas automóviles, pero no de satisfacer, en cambio, para la mayoría de la población, las más elementales necesidades humanas de espacio habitable, de aire no contaminado, de agua potable, de alimentos sanos, y de enseñanza suficiente, y mucho menos, de liberar a los individuos de las angustias de la lucha por la vida, del trabajo rutinario, de la miseria de las relaciones sociales y de acercarlos a la admiración de la verdad y la belleza y a la apropiación de la fiesta. el gozo y la satisfacción.

Las sociedades burocráticas de consumo dirigido, como las que imperan en el mundo globalizado, se han orientado hacia el aumento ilimitado de la producción, tanto de bienes necesarios como de objetos superfluos e incluso dañinos y frívolos, y a la creación de necesidades artificiales en la mayoría de la población, como maneras de conservar e incrementar el beneficio del sistema económico que nos rige.

Las organizaciones sociales y políticas de la derecha, del centro y de la izquierda han sido incapaces de romper con este planteamiento productivista y han limitado hasta ahora sus luchas al problema de la distribución, olvidando, o dejando de lado, las apremiantes cuestiones de la producción, sus formas, y los problemas no menos graves de la vida cotidiana.

Urge que, tras aceptar durante décadas el rígido encorsetamiento de un viejo marxismo depauperado, la restauración de un pensamiento crítico y radical que a la vez intente recobrar su autonomía y buscar nuevas respuestas menos esquemáticas y más creativas. Frente a esta 4T, ¿se avecina de nuevo la hora de la imaginación, de la cultura y el conocimiento?

Conste que no hablo de la imaginación entendida como un conjunto de sueños quiméricos, sino del ideal como proyecto cuya elaboración todavía no es realizable por la ausencia de fuerzas sociales capaces de llevarlo a la práctica.

“Itai Doshin”, la fuerza de diferentes cuerpos y la misma mentalidad, sería una propuesta filosófica oriental para aterrizar los ideales de una nueva transformación mental, una verdadera revolución humana.

 

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