Gerardo Moscoso Caamaño 

Conversando con compañeros teatristas de la Ciudad de México sobre el quehacer teatral en la actualidad, concluimos que el verdadero teatro nunca ha pretendido matar el tiempo de nadie, sino, por el contrario, arrancar de su inercia y pasividad a un público entusiasta pero cada vez menor. 

El verdadero teatro quiere, “hacer vivir el tiempo”, al auténtico espectador, porque ese auténtico espectador de teatro no puede ser un asistente pasivo; al contario, es partícipe inteligente en cada representación.

El problema que planteábamos era, pues, el de reagrupar alrededor del espacio escénico a una audiencia que sea la expresión de la ociedad entera. Y, por supuesto, no se trata solo de una cuestión de número, sino de calidad y variedad. 

Esto implicaría la transformación de casi todas las relaciones existentes dentro de su núcleo, especialmente, de la relación entre teatro- empresa privada y teatro-sociedad, para que no siga prevaleciendo el interés puramente lucrativo en la selección de espectáculos, traídos a provincia por los mercenarios del centralismo federal. 

El teatro no debe ser el basurero de las ocurrencias de quienes dirigen los espacios creados para las artes escénicas en nuestro Estado. Darle a un público mediocre lo que pida para que acuda más numerosamente a la taquilla no es trabajar a favor del teatro, sino manifiestamente estar en su contra, porque ese grupo será cada día peor y más reducido. Solo hay que ver lo que a nuestro alrededor sucede en ese sentido.

La labor está en luchar por un teatro de calidad y divertido, que vuelva a convertir al público en lo que era, en lo que aún es en los países más avanzados: La expresión de todo un pueblo. La dirección de un teatro, la organización de una compañía, sus medios de existencia y realización, dependen del tipo de sociedad en el que se ejerce la actividad teatral. 

Está claro que si el teatro quiere sobrevivir tendrá que renovar esas relaciones, cambiar de raíz el actual sistema por el que se rige, al menos en Coahuila, y basarse, muy principalmente, en una nueva organización de su estructura interna. 

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