Gerardo Moscoso Caamaño
Este año nuevo, voy a ponerme a dieta”, “voy a hacer ejercicio para bajar la panza”, “voy a compartir más tiempo con mi familia”, “espero, ahora sí, dejar el cigarro”, “tengo que leer un poco más” “este año me inscribo en algún gimnasio o taller cultural”, …” a ver si me comunico mejor con mis compañeros…”

Todos los años, sucede lo mismo. Hubo tanta agitación, tanto movimiento, tanta visita a la familia, a los amigos, tantos regalitos, tantas comilonas, pachangas y tantos excesos, etc., durante las últimas semanas que en la cruda realidad del mes de enero queremos intentar un cambio.

Dudo que incluso los individuos más escépticos, padezcan, en estas fechas, algún momento de cruel debilidad durante el cual hacen buenos propósitos para el año que acaba a comenzar.

Con esa inexorabilidad propia del calendario, empieza a concluir la segunda quincena de enero y, una vez salvado el mexicanísimo puente Guadalupe-Reyes te avientas ya al ancho mar abierto del nuevo año, intentando contemplar la existencia como un gran pizarrón del que pudiera borrarse todo lo que nos avergüenza y ridiculiza, lo que nos agobia, lo que nos desgarra. Desde relaciones dañinas a amistades conflictivas, pasando por decisiones laborales difíciles, errores cotidianos, traiciones sentimentales. “Si yo hubiera sabido antes lo que se ahora” nos decimos, “no hubiese nunca hecho lo que hice”

Que estupidez: para haber aprendido todo lo que uno hoy sabe, hay que haber pasado antes por todo aquel dolor, por aquellas equivocaciones, por aquella desdicha.

Todos llevamos dentro, en mayor o menor grado, un afán de transformación, de buenas intenciones de renovarnos a voluntad. Y sin embargo, es evidente que lo que somos hoy se debe a las causas que hemos generado ayer.

La proliferación de lo superfluo, la competencia arrogante y la envidia enmascaran la dificultad de lo valioso. En medio de tantas cosas desconcertantes, el mejor deseo para el 2020, es que no nos falte ese necesario optimismo que nos permita evaluar nuestras propias fuerzas para enfrentar y entender las dificultades que a cada uno nos presente la vida.

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