Iván Garza García 

La forma en la que los seres humanos convivimos entre nosotros ha mostrado un vertiginoso cambio, mismo que se ha hecho más evidente en lo que va del presente siglo. Seguramente, cuando Francis Ellsworth Merril escribió su clásico de introducción a la sociología, no llegó a imaginar las alteraciones que sufriría el concepto tradicional de interacción social, a partir de la llegada y uso indiscriminado de las redes.

Ahora las personas nos relacionamos de manera distinta y acusamos una terrible proclividad por hacer público prácticamente cualquier aspecto de nuestra vida cotidiana. El mencionado fenómeno social ha posibilitado que las grandes compañías de tecnología y aquellas dedicadas al manejo de la información, se embolsen tremendas sumas de dinero. Sin embargo, la mancuerna entre los desarrolladores y administradores de las plataformas sociales y aquellos que explotan los datos de los usurarios, ha dado mucho de que hablar en los últimos meses. El escandalo de la adquisición ilegal de datos personales de - por lo menos - 80 millones de usuarios de Facebook, por parte de la compañía de origen inglés Cambridge Analytica, significó la punta del iceberg en la estrepitosa caída financiera de la red social más importante del mundo. A través de un inocente test de personalidad, la empresa con sede en Londres se hizo con valiosa información que después utilizó para el diseño de campañas comerciales e, incluso, políticas.

De acuerdo con reportes publicados en The Washington Post y The Observer, los datos obtenidos fueron usados para manipular a los votantes en las pasadas elecciones presidenciales de los Estados Unidos, mediante el envío de publicidad personalizada y desarrollo de noticias falsas que luego serían replicadas en redes sociales y blogs. Al respecto, el Congreso de los Estados Unidos y el Parlamento del Reino Unido han iniciado las investigaciones correspondientes.

Ante tales circunstancias, el fundador de Facebook Mark Elliot Zuckerberg, ya no siente lo duro si no lo tupido. El multimillonario de apenas 34 años está perdiendo dinero y credibilidad a pasos agigantados. La semana pasada las acciones de su compañía cayeron 19%; así, el valor de los títulos pasó de 217.50 a 176.26 dólares. Lo anterior, significó a Facebook una pérdida superior a los 120 mil millones de dólares en valor de mercado; la mayor caída en un solo día para una empresa en la historia de Wall Street. Por si esto fuera poco, el joven magnate vio disminuido su patrimonio en 16 mil millones de dólares, hecho que lo hizo descender del cuarto al sexto sitio en la lista de Forbes de los hombres más ricos del mundo (pobre de mi compadre Mark). Pero eso no es todo, ahora los principales inversores de la importante red social quieren la cabeza de Zuckerberg y han propuesto que éste sea sustituido como presidente de Facebook (una limpia en Catemaco no le vendría nada mal al güero).

El derrumbe de la compañía de marras se produjo un día después de que su director financiero, David Whener, diera a conocer los magros resultados de crecimiento correspondientes al segundo trimestre del año.

Aquí en confianza, la cuestionable ética en el modelo de negocios de Facebook empieza a cobrar la factura. Los escándalos por la filtración de datos personales y la incapacidad para combatir adecuadamente la difusión de noticias falsas, han acarreado importantes pérdidas económicas a la poderosa red social.

No es la primera vez que Zuckerberg enfrenta problemas similares. Durante su estancia en Harvard, el entonces estudiante fue acusado por el Departamento de Servicios Informáticos de la misma universidad por violación a las políticas de privacidad. Más tarde, los hermanos Tyler y Cameron Winklevoss iniciarían una batalla legal en contra de Mark asegurando que éste les robó la idea para la creación de Facebook. De hecho, los vericuetos de la referida demanda son la trama principal del largometraje The Social Network, mismo que le valió a Jesse Eisenberg la nominación al Oscar como mejor actor.

La disminución en las ganancias de la compañía no está reñida con su popularidad. Según datos oficiales, la cantidad de usuarios activos de Facebook se mantiene en los Estados Unidos; disminuyó levemente en Europa y creció en el resto del mundo. Pese a todo, la gente seguirá siendo fiel a las redes sociales y Mark Zuckerberg continuará viviendo su vida de película.