Francsico Tobías

Todas las mercancías, ya sean bienes y/o servicios, tiene dos tipos de valores, el valor que le otorgamos por el uso y uno más que es el por lo cual podemos cambiarlo.

El valor de uso se refiere al que le otorgamos a las mercancías de manera subjetiva, de acuerdo con la satisfacción de nuestras necesidades, mientras que el valor de cambio es el que se refiere a la capacidad que tiene una mercancía para ser intercambiada por otra.

El valor de uso es cualitativo y subjetivo depende de la manera en que este satisface nuestras necesidades, incluso distintas personas no necesariamente le darían el mismo valor de uso al mismo objeto, de acuerdo a muchas circunstancias. Con seguridad una “parka” indumentaria de los esquimales en Alaska tiene un valor de uso altísimo para quien habita en esas zonas con un clima excesivamente bajo, pues le sirve para satisfacer la necesidad de cubrirse del frio, sin embargo, un surfista en Ensenada, Baja California le dará un valor de uso casi nulo ya que incluso le complicaría surfear con dicha vestimenta. Debido a que satisfacción del mismo objetivo no es la misma para las dos personas.

Por su parte el valor de cambio es cuantitativo, se calcula de acuerdo con un precio que se establece en el mercado, el cual es el mismo para todos los participantes en el mismo mercado, sin importar el uso o la satisfacción, subjetiva, que da la mercancía. De hecho, es el valor más sencillo de medir pues se mide en unidades monetarias, en pesos para el caso de México.

Todas las mercancías llevan intrínsecamente ambos valores, a pesar de que el valor de cambio es el mismo para todos, el valor de uso es difícil de medir y mucho más complicado de comparar entre consumidores.

En ciertas ocasiones las personas les otorgamos un valor de cambio muy alto, a ciertas mercancías que satisfacen las necesidades, es decir que tiene un “mismo” valor de uso a otras mercancías con un valor de cambio mucho más bajo, a este efecto se le conoce como el fetiche de las mercancías.

Este tema del valor de cambio y de uso, a pesar de ser dos conceptos que aplicamos todos los días, todo el día, son concepciones que se debaten desde la antigua Grecia, pues ya Aristóteles afirmaba que: “Toda propiedad tiene dos usos que le pertenecen especialmente, aunque no de la misma manera: el uno especial a la cosa, el otro no lo es”