Hotel Mumbai: El Atentado

Rubén Aguilar Valenzuela

Hotel Mumbai: El Atentado (Australia, 2018) del director Anthony Maras se basa en el documental Surviving Mumbai (2009) de Victoria Midwinter Pitt, sobre hechos reales que en 2008 tiene lugar en el Taj Mahal Palace Hotel de Mumbai, India.

La historia cuenta como diez terroristas paquistaníes, del grupo Lashkar -e- Taiba, se toma el hotel y mantiene detenidos a los huéspedes y al personal. Están dirigidos por un personaje misterioso al que llaman El Toro, que no está presente en el lugar y da órdenes por radio.

El asalto al hotel es uno de doce que de manera coordinada realizan los terroristas ese día en la ciudad. La policía local no está capacitada para hacer frente a un operativo de tal envergadura y hay que esperar que lleguen las fuerzas especiales de Nueva Delhi.

El tiempo pasa y en el hotel algunos miembros del personal y también huéspedes se organizan para resistir la acción terrorista e intentar salir del lugar. No hay una coordinación central sino son acciones que responden a iniciativas y liderazgos particulares.

Maras, el director, teje una serie de historias que ocurren al mismo tiempo en el hotel. Los terroristas cuando se encuentran con huéspedes y el personal los asesinan. Ante la tardanza de las fuerzas que vienen de Nueva Delhi, altos mandos de la policía local deciden ingresar al hotel, para intentar sacar a los huéspedes y al personal.

Hay enfrentamiento entre los terroristas y estos policías. Los primeros toman rehenes. Y mantienen el control del hotel. Por fin llegan las fuerzas especiales de Nueva Delhi y El Toro ordena que los integrantes del comando terrorista incendien el hotel con todos sus ocupantes 

Las fuerzas de seguridad ingresan al hotel antes de que sea incendiado y matan a los terroristas. Los huéspedes y el personal recuperan su libertad.

Un guion de cierre revela que los responsables de planear el ataque permanecen libres hasta el día de hoy. El hotel fue reparado y reabrió, en partes, pocos meses después del evento.

 

Las escenas finales muestran un monumento al personal y los huéspedes que lucharon en la Batalla del Hotel Mumbai y las imágenes de la gran reapertura del hotel, solo tres meses después.

 

El director construye la narrativa de la película, el guion y las imágenes, a la manera de un thriller. El horror real que vivieron los que estaban en el hotel se convierte en un producto comercial, para todos los públicos. Es la especularización de la violencia.