Vamos a esperar a que se terminen de resolver todos los asuntos legales, no queremos ser imprudentes, no queremos actuar a la ligera y queremos ser respetuosos de la autodeterminación de los pueblos y del derecho ajeno” respondió el presidente Manuel López Obrador al ser cuestionado sobre el eventual triunfo del candidato demócrata Joe Biden.

El presidente Trump ha sido muy respetuoso con nosotros y hemos logrado muy buenos acuerdos y le agradecemos porque no ha sido injerencista y nos ha respetado.

Con el candidato Biden lo mismo, lo conozco desde hace más de 10 años (...) le presenté una carta, dándole a conocer el porqué de nuestro movimiento y de nuestra lucha, hablamos sobre la política migratoria.

No hay malas relaciones, sólo que yo no puedo decir que felicito a un candidato o felicito al otro porque quiero esperar a que termine el proceso electoral”, aclaró en la conferencia. Y reiteró que una vez que el país vecino termine sus procesos legales y que se resuelva quién triunfó, entonces México dará a conocer su reconocimiento. (eluniversal.com.mx)

 

Ante tales acontecimientos, tal vez valga la pena recordar que en 1992, en la elección que disputaban George Bush, del partido Republicano y el Demócrata Bill Clinton, mucho se habló de que el entonces presidente de México, Carlos Salinas de Gortari, se había mostrado a favor de Bush, quien al perder la contienda dejaba a su amigo mexicano frente a un nuevo presidente que podría guardar algún tipo de resentimiento. 

Pero la historia fue otra e inició en los primeros días del mes de enero de 1993, en el encuentro de Austin, el primero y único que Clinton había programado antes de su toma de posesión el día 20.

De acuerdo con el relato de Fernando Orgambides, la reunión de Austin dejó a todos satisfechos porque no salieron a relucir diferencias y porque tanto Carlos Salinas de Gortari como Bill Clinton se esforzaron en presentar sus asuntos comunes como flor de rosa. 

Un veterano periodista, sorprendido por el rápido entendimiento de dos mandatarios que hasta ese instante no se habían visto jamás, concluía su análisis de urgencia con un latiguillo que reflejaba el espíritu de esta bondadosa y deportiva reunión: "Sólo les faltó cantar Amigos para siempre". 

Con gran habilidad, Clinton y Salinas de Gortari, que comparten no sólo la edad, se divirtieron ante los periodistas coincidiendo en casi todo, incluido el espinoso tema del Tratado de Libre Comercio (entre Estados Unidos, Canadá y México), que tantos quebraderos de cabeza le ha proporcionado a México en los últimos tiempos. 

Un mismo lenguaje

Clinton y Salinas hablaron de salud, emigración y narcotráfico en un mismo lenguaje. También dieron en su primer encuentro un repaso a la política mundial, deteniéndose, según confesó el mandatario norteamericano, en los conflictos de Bosnia-Herzegovina, Somalia, Irak y la Federación Rusa. El Salvador. y Guatemala, los dos puntos calientes de la región integraron la agenda latinoamericana, aunque sobre ellos no expresaron sus opiniones.”

Quizá lo más importante, después de conseguir Salinas de Clinton que no toque el Tratado de Libre Comercio, fue la discusión sobre el particular concepto que mantiene Estados Unidos sobre el principio de extraterritorialidad, que sufrió en sus propias carnes recientemente con el rapto, encarcelamiento, juicio y posterior puesta en libertad del médico Humberto Alvarez Machain, detenido ilegalmente por agentes antidroga norteamericanos en México. 

Clinton recordó en varias ocasiones que un presidente de los Estados Unidos no puede oponerse a una decisión del Tribunal Supremo, que en su día dio por válido este tipo de secuestros, pero reiteró que desde un principio -"y lo he dicho públicamente", indicóse ha mostrado contrario a estos procedimientos.

"Cuando otro país no ofrece dudas de que va a aplicar la ley no debemos involucrarnos ni violar su soberanía", advirtió tras ofrecer garantías de que no habrá más secuestros, porque asumirá el compromiso ya adquirido por George Bush (elpais.com)

Al siguiente año, México vivió un "periodo de emergencia" generado por la crisis del 20 de diciembre de 1994. Ante ello, el Gobierno de Bill Clinton puso en marcha un apoyo de urgencia a México, con un crédito de emergencia de 20.000 millones de dólares.

Al ser reembolsado dicho crédito, más de tres años antes de lo establecido, Clinton declararía: hemos ganado más de 500 millones de dólares gracias a nuestro préstamo; nuestras exportaciones a México son las más elevadas de todos los tiempos, y la economía mexicana está de nuevo en marcha". 

Clinton recordó su tesis de 1995: ”la crisis financiera de México es también un problema de EE UU".  (elpais.com)

Esa seguirá siendo la lógica que imperará en la relación entre nuestros dos países, Estados Unidos no tiene amigos, tiene intereses políticos y económicos. Y esos están por encima de cualquier pensamiento subjetivo. 

José Vega Bautista 

@Pepevegasicilia

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